Tan escurridiza, tan preciosa a la vez, tan rítmica, como un ángel con dotes de diosa. Me quedaba embobado con tus movimientos Yo te alzaba del suelo y dábamos vueltas. Nuestros corazones palpitaban cuando nos juntábamos, pero de pronto desaparecías, regresabas volvías a aparecer de nuevo. Era un círculo sin fin en el que no sabía cuánto iba a durar aquel sueño hecho pesadilla en su misma materia.
Se hizo de noche, y de nuevo me encontraba con la dolorosa soledad, pero en el reflejo de la luna, de una sombra blanca apareció tu cuerpo con unas alas de ángel enormes y tan bonitas como ella. Cayó sobre mi silueta dejando tras de sí un manto de plumas blancas como la nieva y ligeras como el aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario