martes, 23 de febrero de 2016

Conduciendo hacia tu destino

Conduces a cincuenta kilómetros por hora por aquella carretera helada a consecuencia de los grados bajo cero frecuentes en ese mes de Enero. Aún no había nevado en ese jueves 17, y por suerte no había hecho falta poner cadenas a las ruedas.
Querías irte, escapar, dirigirte a ninguna parte, empezar de cero como si nada hubiera ocurrido, como si toda esa gente que te abandonó nunca hubiese existido.

Te detienes en un descampado de hierva escarchada fuera de la carretera, enciendes la calefacción y la cadena de música. Observas cómo la niebla se alimenta del ambiente y cómo los arboles se esconden tras ella.
Inspiras aire y luego lo sueltas poco a poco como significado de cansancio: cansancio de los problemas, cansado de aguantar, cansado de vivir. 

Bajas del coche y coges una cuerda del maletero. Observas el árbol que está en frente tuyo, ese árbol de ramas entrelazadas  gruesas en medio de aquel descampado, solitario, y poderoso a la vez. Atas la cuerda a la rama y te dispones a ponértela en el cuello, pero de pronto tu móvil suena. Es una llamada perdida y un mensaje:
''Hoy he preparado tu comida favorita, no tardes en volver. Te quiero''

Ese mensaje te hizo sonreír y recapacitar por un momento. Puede que todo no sea tan horrible, puede que incluso merezca una oportunidad al fin y al cabo...

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